Este artículo se centra en las inflamaciones inducidas por el deporte. Un tendón de Aquiles o un antebrazo inflamado puede ser muy molesto, especialmente si quieres continuar con tu rutina de entrenamiento. Muchas personas no toman las inflamaciones en serio; simplemente hacen un calentamiento y siguen entrenando. Pero una inflamación aguda puede convertirse en una inflamación crónica (permanente), provocando atrofia muscular (una condición en la que los músculos y tendones se debilitan) y, en el peor de los casos, una ruptura completa del tendón de Aquiles u otra zona afectada. Aprende más sobre lesiones deportivas en Injuries Main.
¿Qué es una inflamación?
La palabra “inflamación” proviene de inflammare (latín) y significa “prender fuego”. Así es exactamente como se siente una inflamación. En realidad, la inflamación es una respuesta protectora del cuerpo para iniciar el proceso de curación. Interrumpir este proceso y añadir más estrés a la zona afectada impide la recuperación adecuada.
El mayor problema con las inflamaciones es que siempre se subestiman, y la lesión empeora con el tiempo. Los atletas profesionales, que van de una competencia a otra, a veces recurren a medicación fuerte para mantener su rendimiento y no se recuperan completamente. Esto puede llevar a inflamación crónica, debilitando los tendones durante meses o incluso años.
Conozco personalmente cinco personas que primero tuvieron tendinitis de Aquiles (inflamación del tendón de Aquiles) y terminaron sufriendo una ruptura completa del tendón de Aquiles. En todos los casos, esto puso fin a una carrera deportiva prometedora.